martes, 22 de noviembre de 2011

LUIGUILLA FUTBOL MEXICANO

Hay varias lecciones que debemos tomar en cuenta luego de los primeros 90 minutos de Liguilla en el futbol mexicano: la primera, las más clara, el miedo no debe ser parte del juego en esta instancia del torneo.
Todos los técnicos aplicaron el “botón de emergencia” para regular el curso de la eliminatoria: lo hizo Fernando Quirarte, guardándose a Marco Fabián de la Mora para el partido de vuelta; lo hizo Enrique Meza, quien justificada o injustificadamente tiró al equipo hacia atrás en la segunda parte; lo hizo Benjamín Galindo, que con un dos-cero,  parecía sentirse seguro en Chiapas y lo hizo Ricardo Ferretti con un Tigres que jugó media hora como campeón y el resto como lo que ha sido su historia reciente. Todos los técnicos, todos los equipos se guardaron algo para el final.
Pero hay una diferencia esencial entre reservar energías y potencia para jugar una eliminatoria completa, a tener miedo de soltar los estribos del equipo y que éste termine dando un golpe definitivo. En ese sentido, hay grados diferentes dentro de la manera en que cada entrenador y cada equipo contuvo su potencial en los partidos de ida.
En Chivas, por ejemplo, quedó claro que el aporte de Marco Fabián es y será fundamental en las aspiraciones del llamado Rebaño Sagrado. En Cruz Azul hay un problema mental que no le permite a su técnico y a sus jugadores deshacerse de “viejos fantasmas” del pasado. En Tigres, hay una lucha interna que le mantiene atorado en lo que es y lo que podría ser y en Santos hay dejo de irresponsabilidad que se traduce en irregularidad. Pasaron muchas y a las vez pocas cosas en los primeros 90 minutos de la Liguilla. Los cuatro de arriba siguen intactos, siguen contando como favoritos para aterrizar en semifinales, siempre y cuando, en la vuelta, se despojen de los temores y de los fantasmas que hoy ocupan sus mentes y sus piernas. La Liguilla permite de todo, menos miedo.

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